jueves, 19 de febrero de 2015

EL COSTE DE LA EDUCACIÓN.



COLEGIOS RELIGIOSOS:


A lo largo de la historia han existido diferentes acuerdos respecto a la financiación entre iglesia y Estado, por lo que había también una serie de fuentes de financiación, las cuales era:


- La colaboración del Estado y del resto de administraciones públicas.

- Las aportaciones directas de los fieles.

- Rendimiento del patrimonio eclesiástico perteneciente a las distintas instituciones de la Iglesia.

- Prestación de servicios concretos como los realizados en hospitales, editoriales católicas, etc.

Actualmente hay una gran discusión con este tema, porque chocan los ideales de los fieles contra los ideales de los que no lo son. Se supone que las escuelas religiosas no deberían financiarse por el gobierno, porque es como si fueran empresas privadas...


COLEGIOS PÚBLICOS:


Se trata de centros de estudio laicos directamente financiados y gestionados por el gobierno central y las administraciones locales. A la hora de la solicitud de plaza se debe tener en cuenta la limitación de las mismas y los requisitos de matriculación que tienen que ver con cuestiones como la proximidad geográfica. Son gratuitos.




COLEGIOS CONCERTADOS:


En este caso se trata de centros de estudio privados que reciben subvenciones por la administración. Aún sujetos a ciertos condicionantes establecidos por las administraciones, como puede ser límite de alumnos, fechas, admisiones etc., poseen alta libertad de gestión. Su financiación viene combinada entre las subvenciones y las aportaciones de las familias.



GRANDES DIFERENCIAS:

La escuela privada concertada no es gratuita. Se paga por dos vías, la primera con la subvención que sale de nuestros impuestos y que se les transfiere a través de los conciertos. La segunda vía con el cobro de actividades de tiempo libre y ocio, culturales, cuotas de Asociaciones etc.


Los colegios concertados son centros privados a los que la Administración pública financia con cargo a los Presupuestos Generales. Esta financiación incluye el salario de los profesores, del personal de administración, servicio y mantenimiento y la conservación del centro, cubre hasta el 88% de su presupuesto, y tiene una serie de contrapartidas. Al menos, teóricamente. El sistema de conciertos les obliga a impartir la enseñanza gratuitamente y a aplicar un régimen de acceso y admisión de alumnos semejante al de los colegios públicos. En la práctica, sin embargo, no cumplen ninguna de estas obligaciones. Casi el 100% de estos centros cobran cantidades importantes a sus usuarios, que varían de unos colegios a otros. Puede tratarse de “donaciones” forzosas o bien de actividades extraescolares, aunque obligatorias y realizadas dentro del horario lectivo. Pero, sea como fuere, estudios realizados por varias asociaciones de consumidores, entre ellas la OCU, demuestran que llevar a un niño a un colegio concertado puede llegar a costar a los padres un 300% más caro que si optan por una escuela pública. En un centro concertado de primaria el gasto que deben asumir los padres por cada hijo es, de media, el triple que en un colegio público. La diferencia aumenta aún más en secundaria.


Estos cobros ilícitos hacen que un segmento de la población no pueda tener acceso a ella. Lo cual no es inocente sino que tiene un efecto de selección del alumnado.


El incumplimiento de sus obligaciones respecto a la admisión de los alumnos es otro filtro con la finalidad de configurar una clientela selecta, de la que excluyen sistemáticamente a inmigrantes, gitanos y niños de otras etnias desfavorecidas, así como a alumnos con bajo nivel socioeconómico, con necesidades educativas especiales o bajo rendimiento académico.


Con el incumplimiento de la admisión del alumnado contribuyen al desequilibrio en la escolarización de niños con discapacidad, gitanos e inmigrantes entre centros públicos y privados. Así nos encontramos con un 90% en centros públicos y un 10% en centros privados. Porcentajes (90%-10%) similares se registran en lo que se refiere a la distribución de los alumnos que necesitan educación compensatoria (gitanos e inmigrantes).




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